<$BlogRSDURL$>

domingo, abril 25, 2004

De la Subsunción Formal del capital sobre el trabajo a la Subsunción Real del capital sobre la sociedad.  

Pensar el capitalismo actual, es poner en cuestionamiento las nociones utilizadas para pensar el capitalismo en si. Desde Marx este viene siendo analizado a través de sus relaciones de contradicción, por las cuales se nutre. La dialéctica entre trabajo y capital, es, en si, la relación fundamental que sustentaba el (des)equilibrio necesario para la reproducción de este sistema.

Pensamos que es conveniente aquí, entonces, definir las relaciones entre trabajo y capital y los cambios que esta relación esta sufriendo en esta nueva etapa del desarrollo del capitalismo. Para esto nos apoyamos en la opinión de Antonio Negri y Michel Hardt cuando dicen que “…habría que considerar el capitalismo posmoderno desde la perspectiva de lo que Marx denomina la fase de la subsunción real de la sociedad en el capital” , ya que en una fase anterior (Subsunción Formal del Capital sobre el trabajo), el capitalismo se limitaba a ejercer su hegemonía sobre la producción, pero todavía quedaban innumeros procesos en los cuales este no incidía.
En esta fase, el proceso del trabajo es subsumido bajo la dirección y administración del capital. Pero este, captura al trabajo en la misma forma en que lo encuentra. Si bien el capital se apodera de las relaciones de trabajo, esta actúa como una fuerza exterior, que es importada a las relaciones capitalistas, pero que nace afuera de estas relaciones. Durante esta primera etapa, los capitalistas se limitan a convertir los talleres artesanales en empresas capitalistas y a los artesanos en asalariados; hacen poco más que explotar el trabajo ajeno dejando prácticamente intacta la estructura productiva o modo de producción de las corporaciones artesanales heredades del sistema social anterior. Aquí, el capital sólo puede crecer extendiendo la base técnica dada, esto es, empleando más operarios en el manejo de otros tantos medios según la relación técnica dada, durante más horas por jornada y con el mismo salario. El capitalista actúa comprando una fuerza ajena, directa e individual a través de la apropiación del tiempo del sujeto.
El Capital, todavía adscrito a los lugares de encierro, donde la fábrica cumplía un rol central, tiene como meta reclutar fuerzas de trabajo desde el exterior, ya que necesita un aumento de la potencia para el desarrollo de la industria y la producción.
 
Como afirman Hardt y Negri: “En esta fase de la subsunción formal, el trabajo, por muy interiorizado que este en el seno de las relaciones capitalistas, continua siendo, en esencia, externo al desarrollo capitalista.” Esto obliga al capitalista a aceptar que es el trabajo quien surge como fuerza productiva, como fuente de riquezas llevando a separarlo del capital, que actúa como mero gerente. “La fuerza laboral es el elemento más interno, la verdadera fuente de capital. Sin embargo, la fuerza laboral representa al mismo tiempo el exterior del capital, esto es, el lugar donde el proletario reconoce su propio valor de uso, su propia autonomía y donde basa sus esperanzas de liberación.” Creemos que traer esto es de vital importancia para la producción de subjetividad debido a que, en esta etapa, al ser el trabajo una base fundamental (Grundnorm) de producción de valor fuera del capital, el Estado debía mantener a través de normas jurídicas y económicas una mediación sobre estos antagonismos creados entre trabajo y capital haciendo que las fuerzas productivas no desborden los limites e intereses del capital colectivo con respecto a los capitales individuales. “El Estado es necesario para mediar con prudencia e los intereses de los capitalistas individuales y elevarlos en función del interés colectivo del capital. De ello se desprende que los capitalistas se opondrán a los poderes del Estado, aún cuando el Estado esté obrando a favor del interés colectivo de todos los capitalistas. En perspectiva del capital social total, este conflicto es en realidad una feliz dialéctica virtuosa.” Es interesante ver como, en el río de la Plata, sobre todo en Argentina, en la época del peronismo, el Estado actúa regularizando los procesos de trabajo dentro del Estado, a través, por ejemplo, de la legalización de los sindicatos obreros, donde estos pasan a cumplir una función, más relacionada con la parte burocrática, dejando de lado otros compromisos que este mantenía con los movimientos revolucionarios, sobre todo con el anarquismo. Esto llevo a la decaída de gran parte del movimiento obrero revolucionario. Como dice Guattari y Negri “La izquierda se ha aferrado a las estructuras estatales tradicionales en el mismo grado de progresión con que se desmoronaban las viejas relaciones de conflictualidad y de compromiso que ella regulaba desde hacia decenios y que constituían el único fundamento de su “legitimidad.”

Los cambios que se vienen gestando en el capitalismo posmoderno, del cual la empresa actúa como un agente importante, traen consigo una nueva etapa en relación con el capital y sus conexiones, llevándonos a eso que Marx ya había anunciado como Subsunción Real del capital sobre el trabajo. En este nuevo proceso, podemos ver como el capital parece no tener ya un exterior, los procesos parecen surgir desde adentro del capital mismo. A través de una socialización de la producción, y de los avances tecnológicos el capital va transformando al trabajo en una actividad que parece tener su génesis dentro de las relaciones de capital bañando con él todo el campo social. “En la actualidad, las normas específicamente capitalistas de las relaciones de producción y de explotación capitalista que se desarrollaron en la fábrica se han filtrado a través de los muros de la fábrica hasta penetrar y definir todas las relaciones sociales.”
El conocimiento científico surge como base para el desarrollo del sistema fabril y de su organización, estas máquinas producen una nueva subjetividad que nos presenta a los obreros, ya no como sujetos que emplean los medios de producción de los capitalistas sino como medios de producción empleados por las maquinas; presentando, de esta manera a la fuerza productiva del trabajo como surgiendo de la fuerza productiva del capital invertido.
En esta nueva fase del capitalismo, este capital se presenta ya no como simple administrador de las relaciones laborales, sino que surge como productor de estas relaciones. La forma extensiva de integración del trabajo por el capital dada en la fase anterior pasa a sustituirse por una forma intensiva, cualitativa. Pues el capital en esta nueva etapa ya se ha extendido por todo el marco social. El trabajo directo e individual pasa a ser sustituido por una combinación de este en la actividad social sumado al desarrollo tecnológico. Pero esta actividad social ya no es producto de la actividad del trabajo, sino que tiene su base en la fuerza productiva del capital. Como dice Marx: “Este desarrollo de la fuerza productiva del trabajo objetivado, en contraposición a la actividad laboral más o menos aislada de individuos dispersos, etc., y con él la aplicación de la ciencia – ese producto general del desarrollo social- al proceso inmediato de producción: todo ello se presenta como fuerza productiva del capital, no como fuerza productiva del trabajo en cuanto éste es idéntico al capital” . El capitalismo surge aquí, sobre todo apoyado en la noción de mercado, como una máquina que funcionara automáticamente produciendo todas las relaciones sociales ya no encargado de aumentar la producción (de eso el capitalismo ya demostró dar cuenta) sino de distribuir los productos, ya que enfrenta un nuevo problema debido a la gran cantidad de producción, el consumo.
 
Es sobre estos pilares, que el Estado posmoderno surge, apoyado en la idea de hacer circular la producción. Las normas jurídicas ya no tienen porque regular la relación dialéctica formada por el trabajo y el capital como antagónicos, pues el capital pasa a ser visto como fuente de donde surge el trabajo. “Una constitución posmoderna no debe atender a la producción sino a la circulación de normas y derechos a lo largo y ancho del sistema jurídico … La posmodernidad indica el final de la dialéctica: en este caso el final de la dialéctica entre trabajo y capital en la constitución del Estado social.”

|
"La palabra más digna para designar lo mediocre es, como se sabe, la palabra "liberal".
Nietzsche
|

This page is powered by Blogger. Isn't yours?